24/7/16

Todo






Todo se puede ir a la mierda en un instante, un insípido instante en el que el tiempo ya no es tiempo y las sombras son sólo un adorno barato al que nunca le quitas el polvillo de cientos y cientos de días.

Todo se puede. 
Todo es posible. Nada es en vano. 
Respirá. Pensá en vos. 
Todo va a estar bien.

Y me pierdo en el cliché de los consejos que día a día me van ayudando a estar un poquitito mejor. Me bancan, lo sé. Me bancan a muerte. ¿Los banco? Quizás. Sé que daría la vida por todos y cada uno de ellos sin importar qué, cuánto ni cómo. ¿Será suficiente? Quizás.

Pero todo se puede ir a la mierda en un instante. El dolor en el pecho, en el núcleo del gran aura que rodea mis latidos. La cabeza que gira y gira y gira. Todo es posible, lo sé. Todo es extraño cuando lo mirás con los ojos lavados que todavía no quisiste secar. Todo es nada cuando respiras despacio para no hacer ruido a llanto afligido. Todo es silencio, y sólo estás vos y tus lágrimas. Respirá, pensás vos. Pensá en vos, suspirás. Y al cabo de unos segundos, parece ser suficiente. Y me vuelvo a perder en el cliché del día a día, en la rutina infinita de buscar cada mañana un motivo para levantarme. Me pierdo. Me levanto sin pensar, despacio para no marearme. Me tapo media cara con la barba recién peinada. Me tapo los ojos con los vidrios torcidos. Todo va a estar bien, me dice el frío cuando abro el portón. Todo va a estar bien.

Pero todo se puede ir a la mierda en un instante.

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